27/9/11

De príncipes y ranas



Esa vez....si LO DISCUTIMOS. Y lo discutimos porque Aida parte de una premisa aterradoramente equivocada: 
"los príncipes se convierten en ranas". 

Y no es cierto simplemente porque los príncipes...pausa dramática...no existen.

No creo haber descubierto la pólvora con esta frase.

Los hombres han sido hombres desde que yo tengo uso de razón (a esto le dedicaré otro post más adelante) y los hombres fueron creados como ranas. Las mujeres son las que se empeñan en vernos como príncipes. ¿Por qué? Tras reflexionar durante horas llego a la conclusión de que la culpa de todo la tiene Glen Medeiros. No hemos llegado todavía a valorar cuánto daño hizo a toda una generación si exceptuamos a los fabricantes de jerseys de cuello vuelto que añoran aquellos años y anhelan su regreso.

Esas diabólicas letras de esas diabólicas canciones hicieron mella y al tiempo, hicieron creer a toda una generación de mujeres que los príncipes existían. El gusto de las mujeres cambió, buscaban príncipes, así que el hombre se adaptó (o se adaptaba o recurría al amor propio), pero como todo lo fingido, al final el hombre saca la rana que lleva dentro, que siempre ha estado ahí, esperando circunstancias favorables para salir a la luz.

Verdades inmutables: 

los hombres no son príncipes que trabajan en empresas, son ranas que croan en chiringuitos.

2 comentarios:

Aida B. dijo...

Interesante giro argumental. Podemos profundizar en la causa raíz aunque no desmonta mi teoría del Chiringuitismo Emocional y la necesidad de dar soluciones al colectivo de damnificadas.

Anónimo dijo...

El colectivo de damnificadas debería interponer una demanda por falsedad a Glen Medeiros, su representante y la discográfica. Pero si, lo discutimos, lo discutimos...

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