12/10/11

El Viento del Norte


Yo creo que sí Lo Discutimos

Este miércoles, que para mi es como un domingo cualquiera, mientras escucho No Ordinary Love, de Sade, leo detenidamente el post de Wisy, y detecto cierta tristeza en su análisis un tanto simplista de algo tan complejo como es vivir, por no decir que es apreciable en el mismo un uso malicioso de la estadística para soportar sus argumentos. 

Efectivamente estamos de acuerdo en que la vida se reparte en picos y valles o, como él denomina, emociones y desilusiones pero no es esto precisamente lo que da sentido a todo?

En los periodos de emoción morimos de éxito o felicidad y es en las fases de máxima desilusión cuando somos capaces de reflexionar, aprender, racionalizar y redecorarnos. Es cierto que uno debe estar dotado de cierto nivel de resiliencia para aceptar lo que llega,  encajar y levantarse. Y también, por qué no, con cierta tolerancia para aceptar que no todo es perfecto, y qué? No es la imperfección una de las mayores fuentes de belleza?


Cuando era más joven y me asaltaba la desilusión solía viajar mentalmente a un paisaje costero norteño, y allí, en medio de mis acantilados ficticios y del color plomizo del cielo, dejaba que el viento que azotaba la costa me arrancase los problemas.

Hacía tiempo que no viajaba a ese lugar de mi imaginación. 

Esta semana he hecho un viaje express a mi refugio y allí, el Viento del Norte, primero de forma tímida y después mas intensamente, casi con brusquedad, me ha despojado de todas mis preocupaciones y dudas, la mayoría de ellas implantadas en mi cabeza de manera artificial. Por qué no suavizamos nuestros estándares? Por qué tendemos a complicar lo sencillo?

Quizá porque en el fondo no sabemos vivir de otro modo que con emociones y desilusiones finitas.



Verdades inmutables: cada desilusión genera una oportunidad.


  

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